viernes, julio 15
En ocasiones vives a espensas de los placeres de otros, de los deseos de otros. No sabes distinguir qué es real o qué supone un engaño. Pero siempre acudes, en tiempos de bajeza, a tus sueños. Son esos sueños inocentes que de niño ilusionaban un silbido extenso. Mas otras veces fueron extraños los sueños que asolaron la Ilusión.
Todo es borrasca cuando más calma esperas. Y todo es... nada oculto en espesuras de mañana. Un mañana que no llega como deseas.
De los errores se aprende y más cuando tropieza dos veces con la misma piedra. Sabrás escoger de aquí y de allá la mejor apuesta. Nunca sabrás cómo acabará, pero, en fin, un camino es el transitar.
Atardeceres que oscurecerán y un nuevo día florecerá. El amanecer desnudo bajo hojas secas que van esparciendo un pesar. Qué futuro nos espera, a quién debemos esperar. Si hoy no vives no aguardes a que otros vengan a aliviar las penas.
Son las tardes de invierno, acuario de voces, voces de una calle que refleja una vida que a todos satisface pero todos critican. Una vida llena de estrellas opacas que no traslucen, luces vivas ocultas tras las heridas de la gente sincera.
Los vagabundos que nos miran cuando pasamos con prisa ausentes, faltos de sonrisas. Gentes que viven ajenass de todo cuanto vale la pena. Todo un engambre de avispas que se mezclan. Es la vida en la gran ciudad, ruido y otros gritos que nacen con aspavientos tras las esquinas.
Hay gatos hambrientos maullando por tu cariño. Y en un cuenco les echas comida por remordimiento redimiendo así tu culpa. No sabemos ver en nuestro interior pero creemos saber cómo son aquellos que nos rodean. Y tu vecino piensa la forma de hacerte caer.
Una escalera infinita que se muestra ante tu alma, pero sabemos cerrar los ojos a los destinos que pasan. Un cielo que nos protege de las nubes amenazantes con aires de tormenta.
El desamor en la puerta y el espíritu te acecha hasta las entrañas para robarte la joya de tu Ilusión: el Amor. Un corazón malherido que espera desalentado a que vuelvan a sonar las campanas de un recuerdo, un mar sin arenar, como el rugido de las olas al estrellarse contra las rocas del arrecife. Así es mi amor, surgido del mismo mar azota pero rebota y vuelve a su estado original, es el agua y su magia final.
Escrito por Grumen
: : : viernes, julio 15, 2005
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